ACTIVIDADES CREATIVAS 2
Logros:Comprensión de la información literal de un artículo de opinión.
Redacción de una reseña teniendo en cuenta su estructura y la función comunicativa.
Lee y analiza los siguientes ejemplos de reseñas periodísticas
¡Nosotros no jugamos con viejas!
Autor: Oscar Barrera Sánchez
ISBN:978-3-8465-7414-0
Reseña: “Todos Juegan”
Autor: Rocío Sánchez
Fuente: Revista Cambio, México
Fecha: 11/06/2012
El fútbol es el juego del hombre,
dicen. Aunque hoy existen ligas (menores) de mujeres y las niñas se interesan
cada vez más por este deporte, no me va usted a negar que todavía muchos
piensan que ellas están “invadiendo” un terreno que no les corresponde. O quizá
cede usted a la tentación de pensar que todas las que se dedican a este deporte
son “masculinas”, por usar la palabra más bonita.
Para el académico Óscar Barrera,
el concepto de que el fútbol es para hombres no es una afirmación menor. En su
libro Nosotros no jugamos con viejas (Editorial Académica Española), este
doctor en Ciencias Sociales y Políticas indaga sobre el papel que juega el
balompié en la difusión del modelo “ideal” de hombre.
Para muchos puede sonar
descabellado que un hombre cuestione una maquinaria tan poderosa (y masculina)
como el fútbol, por eso es interesante que él haya decidido abordar el tema y
sostener que no se trata sólo de un juego, que las pasiones que desata —y los
intereses económicos que conlleva—, son fruto de conceptos verdaderamente
importantes y arraigados en la sociedad.
El investigador, egresado de la
carrera de Comunicación de la UNAM, analiza cómo el cuerpo deportivo es objeto
de culto y un modelo a seguir, lo cual nos habla de la sociedad occidental
moderna y capitalista, pero también nos dice mucho sobre el género y la forma
de expresarlo en el cuerpo.
El del futbolista es un cuerpo
que representa todos los valores que la cultura actual considera deseables en
un varón: la disciplina, la agilidad, el control, la fortaleza, y muy importante:
la victoria sobre el otro.
Ya el sociólogo alemán Norbert
Elias explicó que las competencias deportivas, sobre todo en los deportes de
equipo, son la forma en que la humanidad canaliza sus deseos de batalla. Si a
esto le agregamos que los guerreros han sido un grupo de élite por excelencia a
lo largo de la historia, ahí lo tenemos: el argentino Lionel Messi es el ícono
del guerrero moderno que siempre vence, es el más rápido, el más hábil, el más
rico (o va hacia allá) y hasta guapo se ve.
Esto último no lo ven los
caballeros, pero muchas mujeres sí se interesan por el fútbol cuando los
jugadores son bien parecidos. Algunos ni siquiera lo son, pero en la cancha se
ven así. ¿O cómo explica las relaciones de muchas estrellas del soccer con las
más bellas modelos? Está bien, la billetera también lo explica, pero eso nos
lleva al mismo punto: es el fútbol y las habilidades para jugarlo lo que les
permite tener ingresos millonarios.
Por otro lado, hoy vemos equipos
femeniles y mujeres comentaristas en algunos canales de televisión. “¿Esto significa
que algo está cambiando?”, le pregunté a Óscar Barrera. La respuesta no es
alentadora: “Pareciera que está cambiando, se creyera que el fútbol se está
democratizando, pero no es así y no es su intención. Hay mayor participación de
las mujeres, pero bajo el mismo esquema que reproduce el poder masculino”.
Además, aclaró, la participación de algunas comentaristas, sobre todo en la
televisión, responde más a abrir espacio al consumo de mercancías y a la
exhibición del cuerpo femenino para el consumo visual masculino.
Así que el próximo torneo no lo
veré de la misma manera.
No quise arruinarle sus tardes de
domingo pensando en lo que el fútbol representa para la masculinidad (y a
veces, para el machismo), pero es interesante saber que no todo es tan sencillo
como parece, y menos en ámbitos que nos dicen cómo “deberían” ser los hombres
para ser exitosos en la sociedad.
Todos juegan por Rocío Sánchez
EL APOCALÍPTICO VARGAS LLOSA
Desde hace algún tiempo Mario
Vargas Llosa (Arequipa, 1936) viene sosteniendo (en sus ensayos y artículos
periodísticos), que en casi todas las manifestaciones culturales de la
actualidad imperan la banalización y la frivolidad. Su más reciente libro La civilización
del espectáculo (Alfaguara, 2012) es un conjunto de ensayos que desarrollan esa
premisa, analizando sus manifestaciones en ámbitos tan diversos como el arte,
la política, el erotismo, la religiosidad y las propias reflexiones sobre la
cultura.
Básicamente, lo que aquí se
sostiene es que con la fuerte irrupción de llamada “cultura de masas”
(interesada más que nada en proporcionar entretenimiento a una muchedumbre casi
ignorante) se está perdiendo la “alta cultura” (Mozart, Shakespeare, Freud, Picasso,
Sartre, etc.), aquella que siempre fue producida y consumida por una minoría
(la elite), y que hasta hoy representa los más altos logros de la humanidad.
Las consecuencias de ese cambio van desde la literatura y el arte light, hasta
el amarillismo dominante de los medios de comunicación.
Aunque admiramos la minuciosidad
e inteligencia de Vargas Llosa al describir el panorama de la cultura actual,
su diagnóstico final no resulta convincente en absoluto, tanto por el
anacrónico elogio de las elites (¿no es él precisamente uno de los mayores
defensores de la democracia en todo el mundo?) como por su evidente
desconocimiento y falta de empatía con las manifestaciones artísticas más
actuales. Más que un ensayo objetivo e iluminador, este libro es una larga y
apocalíptica racionalización del viejo lugar común de que “todo tiempo pasado
fue mejor”.